En no pocas ocasiones, además, requiere la intervención de un profesional conciliador que sepa cohonestar los intereses, no pocas veces enfrentados, entre familiares con los que nos vemos obligados a encontrar una solución conjunta para los problemas.
En otras ocasiones, necesitamos consejo sobre cómo organizar, qué hacer y cómo dejar dispuestas nuestra voluntad para cuando ya no nos encontremos. La posibilidad de reconocer a aquellas personas que nos han atendido especialmente su entrega solo es posible si con antelación hemos previsto nuestra forma de actuar y hemos dejado dispuesta nuestra última voluntad.
También hay veces que los momentos más tristes, el fallecimiento de un ser querido, requieren posteriormente la realización de trámites en los Juzgados o ante las Administraciones.